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Cómo construir un Silicon Valley en España

El término Silicon Valley fue acuñado en 1971 por el periodista Don Hoefler, consagrándose como la referencia para denominar a la extensión de terreno al Sur de San Francisco donde se concentraban las empresas de chips de silicio, la innovación por excelencia en los setenta. Desde entonces, “el Valle” es el lugar donde la mayoría de la innovación tecnológica tiene lugar y es el ecosistema emprendedor por excelencia.

Muchos han intentado crear un Silicon Valley propio, la Unión Europea incluso ha creado el Mercado Único Digital, con el objetivo de replicar aquel entorno, pero ninguno de estos valles de Silicio replicados a lo largo y ancho del mundo han conseguido si quiera hacer sombra al original.

¿Cuál es el motivo de que todos los intentos de réplica hayan fracasado? Muy sencillo, Silicon Valley no es un lugar, no es una empresa, no es una inyección de capital, ni siquiera es un centro tecnológico. Silicon Valley es la feliz combinación de cuatro elementos que aún continúan allí, a disposición del que quiera ir a observarlos: cultura de riesgo y entendimiento del fracaso; capital privado para invertir en tecnología con amplios recursos financieros y jurídicos; educación de primer orden centrada en la empresa; y, por supuesto un marco regulatorio adecuado. Estos cuatro elementos en conjunto no han sido replicados.

Silicon Valley es la feliz combinación de cuatro elementos: cultura de emprendImiento, capital privado, educación de primer orden y un marco regulatorio adecuado.

En resumen: cultura de emprendimiento, capital privado, educación y marco regulatorio, estas son las herramientas. ¿Es posible, por tanto, la construcción de un Silicon Valley español dadas las claves reseñadas? Veámoslas una a una para hallar la respuesta.

 

Marco regulatorio

Para cumplir este requisito son necesarias reformas legales y del sector público de calado, como legislación de quiebras efectiva y una flexibilidad laboral que permita la competencia por el talento y la importación de estándares laborales no basados en el rol tradicional del empleado. En los Estados Unidos existen excelentes normas de derecho de sociedades (Delaware y la reciente legalización de la tecnología blockchain es un gran ejemplo), de mercado de valores, financieras y de acceso al crédito. Es el marco regulatorio más moderno y adecuado para la innovación y el riesgo empresarial y proporciona una excepcional seguridad jurídica.

 

Capital Privado

La normativa citada crearía la regulación para que las compañías pudieran surgir, pero sería imprescindible que la presencia del sector público en la actividad económica fuera mucho menor de lo que es actualmente en España (y por extensión en Europa), para que su hueco fuera aprovechado por el sector privado y que los excedentes de ahorro pudieran canalizarse a la inversión fuera del ámbito bancario, de este modo, surgirían muchas más firmas de capital riesgo privadas. La excesiva dependencia de la financiación bancaria en Europa ahoga a las empresas de reciente creación. En 1972 se fundaron en Silicon Valley las firmas de Venture Capital Kleiner, Perkins, Caufield & Byers (KPCB), y Sequoia Capital, dando lugar al símbolo del capital emprendedor, Sand Hill Road. Aunque ellas no crearon el concepto de Venture Capital, ambas firmas sí fueron las primeras en desarrollar inversiones a través de compañías privadas organizadas en partnerships, y en instituciones de inversión colectiva, fondos, para levantar capital inversor. Fueron la clave para dirigir el capital privado, ahorro, a la innovación tecnológica, a la disrupción y al riesgo. Ninguna de estas compañías recibe capital público.

 

Educación

En las universidades deben reformarse los estudios jurídicos, financieros y económicos, haciendo los planes de estudio más transversales, conectados entre ellos, y adaptando los programas a los últimos avances jurídicos y tecnológicos, abriendo el profesorado a esta práctica y olvidando dogmas jurídicos anclados en el siglo XIX. En California la Universidad de Stanford creó su propio LLM en Ciencia, Tecnología y Derecho, germen para la creación en 2008 de Codex, el Centro para la Informática legal de la Universidad de Stanford (y que colaboró con IE Law en la última edición de IE LawX). Además de este pionero centro, Stanford está considerada una de las mejores universidades del mundo y es la segunda del ranking de facultades de derecho de los Estados Unidos.

 

Emprendimiento y asunción de riesgo

A pesar de todo lo anterior, el componente más importante, la clave real de Silicon Valley, es su espíritu emprendedor, reflejado en el consejo del Dr. Terman a sus estudiantes. El Dr. Terman, profesor en Stanford, alentó a los estudiantes Bill Hewlett y Dave Packard en 1937 a que crearan su propia compañía de electrónica y no abandonaran California para trabajar en compañías ya establecidas. Ambos se asociaron y en el garaje de este último crearon un oscilador de audio y con él, la génesis de la compañía Hewlett and Packard. Este espíritu emprendedor es el origen y continúa siendo el motor de todo el ecosistema.  Fracasa rápido, fracasa a menudo, dicen en el Valle. Hoy día puede encontrarse allí la tasa de emprendimiento más alta del mundo, retroalimentándose a sí misma y dando continuidad a ese espíritu innovador y empresarial. Esta cultura emprendedora acumulada en un único lugar es necesaria para que exista dicha retroalimentación.

A pesar de lo que muchos creen, existen en España amplias virtudes y características que sugieren que nuestro espíritu emprendedor es superior al que las estadísticas reflejan (a la cola de la Unión Europea); tenemos una amplia capacidad de resolución de problemas, un carácter y una pasión propias que bien encauzadas son herramientas muy valiosas, y, en definitiva, un carácter emprendedor y de riesgo, que aunque, insisto, muchos niegan, está en el ADN español y en su historia.

A pesar de lo que muchos creen, existen en España amplias virtudes y características que sugieren que nuestro espíritu emprendedor es superior al que las estadísticas reflejan

El espíritu no es una estadística, y si implementamos las condiciones adecuadas, con la creación de un sector privado tecnológico real, con Universidades punteras y capital para invertir, no me cabe la menor duda de que dicho espíritu saldrá de su letargo, y podrá desarrollar todo su potencial oculto hasta ahora. Con él y las herramientas adecuadas, es posible la existencia de un Silicon Valley en España.

Por tanto, la respuesta a la pregunta inicial es sí, si sabemos implementar los requisitos para que el emprendimiento pueda descollar. Sólo en nuestra mano está el conseguirlo.

 

Artículo escrito por: Ricardo Torres, Alumni Legal Bridge to Silicon Valley, 2017

Socio Law And Finance, Code Abogados