Conversación con James Murray, de OffWorld: “Conquistar el espacio requiere un modelo de negocio”

La migración del ser humano desde la Tierra hacia otros planetas parece estar más cerca que nunca. Diferentes proyectos trabajan en objetivos que van desde colonizar Marte hasta el empleo de asteroides como fuente de energía. La nueva carrera espacial está en marcha, pero no se trata de una cuestión de velocidad para ver quién llega antes, sino del modelo de negocio. Poco sentido tendrá explorar más allá de las fronteras terrestres sin unos beneficios tangibles para nuestro planeta. Al menos, así es como lo entiende James Murray, cofundador de OffWorld, y nos lo cuenta en esta conversación con William Dávila, Head of Corporate Relations en IE Business School.

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William Dávila: La industria espacial será motivo de crecimiento en los próximos años, impulsada, en parte, por el desarrollo de iniciativas como NewSpace, con empresas privadas y emprendedores avanzando en esta carrera. ¿Dónde se sitúa OffWorld en este avance?

James Murray: Nacimos hace dos años y medio con el objetivo de preparar otros mundos para la industrialización de la próxima civilización humana. Para ello estamos trabajando en el desarrollo de un ejército de robots inteligentes y autónomos. Estoy convencido de que se trata de una tecnología que tendrá beneficios para toda la Tierra.

Esta es realmente nuestra vocación. Se trata de algo que perseguimos desde hace más de veinte años y en OffWorld tenemos la convicción de que, en el siglo XXI, los seres humanos viajarán por el espacio y colonizarán todo el universo. Debemos ver este escenario desde diferentes ángulos, como el transporte o lo que necesitaremos cuando lleguemos a esos destinos alejados de la Tierra.

Una de las peculiaridades de investigar en una tecnología para colonizar otros planetas es que entendemos que esta innovación es útil también para resolver problemas en la propia Tierra.

William Dávila: Hablando de esos destinos alejados de la Tierra, ¿por qué consideras importante ir al espacio cuando todavía tenemos muchos retos y tanto por explorar en busca de nuevas oportunidades en este planeta?

James Murray: Ahora tenemos una nueva frontera. Pensemos en que nos hemos trasladado a cualquier clima extremo de la Tierra y en que nos hemos adaptado a vivir y trabajar en ese lugar. Esta inquietud es natural en el ser humano; por eso terminaremos yendo también al espacio. Hay multitud de explicaciones para esto: somos curiosos, queremos expandirnos, queremos explorar… Cuando salgamos de nuestra atmósfera, descubriremos cosas nuevas y de gran trascendencia. Bien diferente es que cosas que aún no sabemos que existen beneficiarán a toda la humanidad.

 

William Dávila: Sobre esos beneficios que comentas que tendrán estos avances para toda la humanidad, desde tu punto de vista, ¿qué nuevas posibilidades de negocio puede conllevar esta exploración espacial para los sectores e industrias más tradicionales?

James Murray: Una de las peculiaridades de investigar en una tecnología para colonizar otros planetas es que entendemos que esta innovación, la fuerza de trabajo de robots industriales, es útil también para resolver problemas en la propia Tierra. Aquí es donde emerge el negocio más a corto plazo. Estos robots serán muy valiosos para mejorar nuestra calidad de vida y también los negocios de nuestra civilización industrial.

Carece de sentido ir a cualquier otra parte del espacio sin más. Necesitamos la tecnología correcta y tenemos tiempo de sobra para practicar antes en nuestro entorno.

William Dávila: En esta carrera destacan las tecnologías que se están desarrollando y que después se van a poder utilizar en otros ámbitos. ¿Cuáles consideras que son las más interesantes en este sentido?

James Murray: Hay que distinguir entre las compañías que desarrollan una tecnología espacial, que es limpia, sofisticada y muy avanzada, de las que fomentan una innovación para el espacio, como es el caso de OffWorld. Suena menos elegante, porque se trata de minería, construcción, procesos industriales…, pero esas son las cosas que se necesitan para sobrevivir en otros mundos. La idea es enviar este tipo de capacidades a la superficie de la Luna, Marte o los asteroides. Es un reto complejo, pero esencial como punto de partida.

 

William Dávila: Últimamente se habla mucho de Marte como objetivo a corto plazo y se ha dejado un poco de lado la Luna. ¿Consideras que la Luna debe estar en cualquier plan espacial a futuro? Y, unido a esto, ¿por qué deberíamos explorar Marte?

James Murray: La Luna o Marte es indiferente. Depende más de qué planeta esté de moda. Aun así, hay cierta estrategia que nos lleva a que la Luna sea mejor en este momento. Sería como un campo base, una estación de repostaje, por la cantidad de materiales que podemos extraer allí. El descubrimiento de agua hace veinticinco años fue determinante. Cuando hay agua, también tienes oxígeno e hidrógeno. Puedes crear comida y procesar materiales ya presentes en la superficie lunar, como el titanio y el hierro.

En cuanto a Marte, terminaremos llegando. Es un planeta más grande que la Luna, con una atmósfera razonable, aunque no lo suficientemente densa como para vivir. Será como el segundo o tercer paso natural de la expansión humana. La civilización industrializada se expandirá por el sistema solar en los próximos cien o doscientos años.

 

William Dávila: No obstante, la preparación para ir a Marte es más compleja que la que se requiere para ir a la Luna, si bien cuenta con unos recursos que la hacen sumamente atractiva…

James Murray: A la Luna se puede llegar bastante más rápido por una cuestión de distancia. Todo se acelerará más en función de lo bien que preparemos previamente nuestras capacidades en la Tierra. Carece de sentido ir a cualquier otra parte sin más. Necesitamos la tecnología correcta y tenemos tiempo de sobra para practicar antes en nuestro entorno.

Poner paneles solares en órbita es relevante para recoger energía y transmitirla a nuestro planeta con el fin de complementar todas las iniciativas de las renovables.

William Dávila: Como has comentado, la Luna presenta una serie de importantes recursos, sin desestimar los que podemos encontrar en algunos asteroides. Sin embargo, para beneficiarnos de ellos, ¿podemos hacer uso de las mismas tecnologías?

James Murray: Es una actividad relativamente sencilla con la tecnología actualmente disponible, aunque la complejidad puede variar de unos asteroides a otros o en la base lunar. Hay diferentes tipos de asteroides. Algunos contienen elementos volátiles, como el agua. Otros, en cambio, son puramente metálicos. También los hay como desiertos, repletos de arena. Al final se trata de adaptar la técnica a la misión en cuestión.

 

William Dávila: Los costes que conlleva enviar un cargamento al espacio son cada vez más reducidos debido a la creciente competencia. En este sentido, ¿qué otros sectores pueden verse afectados por este descenso de los costes?

James Murray: Uno de los aspectos interesantes de colonizar el espacio es buscar formas de beneficiar a la civilización terrestre. No tiene sentido enviar a alguien al exterior si no obtenemos un retorno. Estas misiones han de poseer algún valor, y el más relevante en este momento es captar energía y enviarla a nuestro planeta para complementar todas las iniciativas de las renovables. Es una forma relativamente sencilla de evitar la dependencia de los combustibles fósiles. Además, se trata de algo que hay que solucionar este siglo sí o sí.

 


James Murray es cofundador de OffWorld, una compañía enfocada al desarrollo de las primeras generaciones de robots autónomos que contribuyan a facilitar el camino para conseguir una presencia sostenible en la Luna, Marte y muchos asteroides como extensión de las actividades desarrolladas en nuestro planeta.


 

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