24 de enero al 4 de febrero de 2011

El profesor Pablo Tejedo participa este año en su segunda campaña de investigación antártica. A través de este blog irá compartiendo distintas reflexiones sobre su experiencia

El día a día en Isla Decepción

Trabajar en la Antártida te permite disfrutar de algunos de los ecosistemas más extremos de la Tierra. Las condiciones son tan rigurosas que incluso hay proyectos cuyo objetivo es establecer paralelismos entre esta zona y otros mundos que inicialmente se consideran hostiles para la vida, como puedan ser Marte o Venus. En la mayoría de los casos, no es sólo una cuestión de frío. Tomemos como ejemplo Isla Decepción, el lugar donde desarrollamos una buena parte de nuestro trabajo. Se trata de un volcán cuya zona central colapsó hace tiempo, lo que explica su característica forma de herradura. La zona se mantiene permanentemente activa, por lo que son habituales los pequeños temblores y las anomalías térmicas en superficie. Esto resulta muy atractivo para los turistas, los cuales visitan regularmente la isla durante el verano austral, es decir, nuestro invierno. Pero para los que trabajamos aquí, vivir en un volcán supone tener que estar en permanente alerta por si se produjera una erupción. No se trata de una situación hipotética. ya que en la década de los sesenta varias erupciones provocaron coladas de barro que destruyeron la base británica situada en Bahía Balleneros. Para reducir el riesgo, la BAE Gabriel de Castilla donde nos alojamos cuenta con un sistema de sensores que permiten el seguimiento a tiempo real de la actividad vulcanológica de la isla, de forma que si hubiera un riesgo inminente de erupción podría ordenarse la evacuación del personal científico y militar a través de la ruta de evacuación más adecuada según la situación.

La base que España mantiene en Decepción cuenta con otros recursos interesantes. En la mayor parte de los módulos hay acceso a una red wifi y es posible llamar por teléfono a cualquier número fijo o móvil de nuestro país gracias a la cobertura que proporcionan los satélites militares. También se pone especial atención en lo relativo al respeto por el medio ambiente; la base posee un certificado ISO 14001 que acredita que la gestión ambiental en esta instalación se realiza bajo los más estrictos parámetros, superando incluso algunas de las exigencias ambientales del Tratado Antártico y del Protocolo de Madrid.

El trabajo diario comienza a las 7:30 am, momento en el que se pone en marcha el generador eléctrico. Tras el desayuno, los diferentes proyectos comienzan su actividad, contando cuando es necesario con el apoyo del personal de la base. Éste suele consistir en los desplazamientos en zodiac a los diferentes enclaves de la isla donde se desarrollan los trabajos de campo, además de ayuda con el traslado de equipos y materiales. El personal del Ejército de Tierra también es responsable de las comunicaciones. Este año además de las radios para mantener el contacto con la base se ha implementado un sistema de posicionamiento que permite conocer la localización a tiempo real de los diferentes equipos que trabajan en el campo. Esto resulta de gran ayuda para coordinar a los diferentes grupos y supone un gran avance en lo relativo a la seguridad del personal científico y militar. A la hora de la comida la mayoría de los equipos se reúnen de nuevo en la base, aunque siempre hay proyectos que dedican toda la jornada a la toma de datos y no regresan hasta la tarde, momento en el que se realiza la reunión de coordinación con el jefe de base, que este año el Comandante J. M. Lupiani. Tras analizar cómo se han desarrollado las tareas previstas, se analizan las necesidades para el día siguiente y se coordinan los trabajos a realizar. Después de la cena se realizan pequeñas presentaciones a cargo del personal científico en las que se cuentan los resultados de los proyectos de investigación. En ocasiones, el personal militar también se anima a participar en estas conferencias, presentando por ejemplo las experiencias adquiridas por la dotación de la base en misiones internacionales. El ambiente que se respira en la base es magnífico. A ello contribuye en gran medida el magnífico equipo humano que se ha formado este año para darnos apoyo a los científicos. Para conocerlos un poco más, es recomendable visitar la página web de la base (http://www.ejercito.mde.es/unidades/Antartica/antartica/Inicio/index.html), especialmente la sección “Diario de Operaciones”.

Para finalizar, creo que tengo una tarea pendiente porque todavía no he hablado mucho de en qué consiste nuestro proyecto de investigación. Os adjunto el resumen que se entregó al Comandante Lupiani para que os hagáis una idea de por qué estamos trabajando en la Antártida.

Un abrazo desde la Catedral del Hielo.

Proyecto EVA-ANTARTICA “Puesta en marcha de un sistema de seguimiento de impactos de las actividades humanas en los ecosistemas de isla Decepción”.

El proyecto EVA-ANTÁRTICA, dirigido por el profesor Javier Benayas de la Universidad Autónoma de Madrid, tiene por objeto evaluar los impactos de las expediciones turísticas antárticas en los ecosistemas terrestres a través del seguimiento de ciertos indicadores relativos al suelo, la flora y la fauna.

La llegada a la Antártida de cruceros turísticos puede alterar ciertos componentes de los ecosistemas que son más vulnerables a las perturbaciones, así como reducir la calidad de los paisajes de los enclaves que soportan una mayor presión de visitantes. La compactación del suelo y la denudación de la vegetación musgosa son algunos de los daños fácilmente identificables en estas zonas. Entre los parámetros utilizados por nuestro equipo de investigación para el seguimiento de los impactos se incluyen variables físico-químicas del suelo, como la compresión por el pisoteo, el contenido en materia orgánica o la presencia de hidrocarburos en playas por emisiones de barcos. También se utilizan variables biológicas, como la abundancia de fauna edáfica, la riqueza de musgos o la presencia de especies exóticas. El proyecto se complementa con una inspección del deterioro de ciertos sitios históricos a través de pintadas o la presencia de basuras, así como del  cumplimiento por parte de los turistas de las normativas medioambientales y de las directrices de visita establecidas por la Secretaría del Tratado Antártico para ciertos destinos turísticos.

Durante la presente campaña dos investigadores (Pablo Tejedo y Luis Pertierra) inspeccionarán los sitios de visita en las islas Decepción y Livingston. Entre los lugares incluidos en el estudio se encuentra Bahía Balleneros, uno de los cinco puntos más visitados de la Antártida cada año, y que debe su nombre precisamente a la presencia de una antigua factoría ballenera, hoy conservada como sitio histórico. Otro punto de trabajo en Decepción es la Caleta Péndulo, lugar de los famosos baños de turistas en pozas termales. Igualmente se trabajará en la Bahía Teléfono, la cual alberga zonas de especial protección de acceso restringido no respetadas en muchas ocasiones por los pequeños veleros que fondean allí. En la isla Livingston se visitará la Península Byers, un lugar protegido libre de visitas y con unas condiciones muy similares a otros enclaves cercanos que sí son visitados por lo que es un punto importante como zona de referencia de las condiciones propias de un ambiente periglaciar. El trabajo de campo se completará con una breve visita a la pequeña isla Barrientos, próxima a la isla Greenwich, la cual recibe un número notable de visitas cada año. Esta isleta se caracteriza por las extensas praderas de musgos, encontrándose en ella la mayor pradera de musgo de Sanionia georgicouncinata de la Península Antártica. Esta isla comienza a presentar zonas impactadas en las que el pisoteo de los visitantes ha generado zonas desprovistas de vegetación, algo que hasta el momento no es habitual en la Antártida.

A través de los estudios desarrollados en estos enclaves se espera obtener una representación de los ambientes terrestres antárticos típicos en los que se desarrollan visitas, identificando el estado actual  de los impactos y generando el conocimiento necesario para anticipar los nuevos impactos emergentes, proponer medidas adicionales de conservación en caso necesario y mitigar los efectos del turismo.

Este año se establecerán puntos de control para un seguimiento sistemático de los indicadores seleccionados, se evaluarán nuevos parámetros y se continuarán las series de datos temporales pre-existentes. Estas investigaciones son posibles gracias al apoyo logístico proporcionado por el personal de la BAE Gabriel de Castilla y del BIO Las Palmas, los cuales hacen posible este desafío, pionero a nivel internacional. Destacar por último que la certificación medioambiental ISO 14001 de la BAE Gabriel de Castilla nos permite trabajar en la valoración de los impactos de los visitantes con la tranquilidad de saber que nuestra propia huella ecológica está adecuadamente controlada.