El diseño de las oficinas del siglo XXI

Los espacios de trabajo han cambiado y la estética rígida de las oficinas del siglo XX ha dado paso a áreas abiertas, colaborativas y más transversales, en las que, según señala Guzmán de Yarza, director del Master in Design for Work, Retail and Learning Environments de IE School of Architecture and Design, el mayor confort del empleado tiene un efecto en la productividad.

El diseno de las oficinas del siglo XXI

Las rutinas de trabajo han cambiado y los espacios lo hacen al mismo ritmo. ¿Tiene el diseño de oficinas un impacto en la eficiencia de los empleados?

Sí, aunque medir este aumento de la productividad es algo cada vez más complejo en una sociedad del conocimiento en la que las empresas se dedican a gestionar información o a labores creativas y en la que los proyectos no se generan de manera lineal y automatizada, sino de forma orgánica y colaborativa. La palanca de la transformación laboral se apoya en patas como la tecnología, las personas y los espacios, por lo que, teniendo en cuenta esta realidad, creo que hay que impulsar la eficacia en los medios o la ergonomía, pero sin dejar de lado el bienestar de los empleados y el alto grado de satisfacción laboral, factores clave en el rendimiento en el trabajo.

 

¿Son conscientes las empresas de la influencia que tiene el entorno de trabajo en el desarrollo del negocio?

Las oficinas se reinventan al ritmo de la sociedad y sus necesidades. En los últimos cinco años, en España ha surgido un creciente interés por los espacios de trabajo. Lo que antes era considerado un commodity está ganando peso en los planes estratégicos y, más allá del coste o del aspecto, el objetivo es atraer el talento de las nuevas generaciones, crear entornos inspiradores y creativos en los que surja la colaboración. Por otro lado, creo que las grandes deficiencias del parque de oficinas en España se concretan en los espacios exteriores, porque, con un clima que permite estar en el exterior cerca de ocho meses al año, los edificios son estancos, sin posibilidad de entrada de aire fresco, y no cuentan con áreas semiinteriores de carácter multifuncional.

 

¿Por qué cree que se busca implantar un ambiente doméstico en las nuevas oficinas?

La tecnología ha llevado el trabajo hasta el corazón de nuestros hogares. Hoy podemos comprobar el correo electrónico en nuestro teléfono o tableta desde nuestra casa y esta intrusión de lo laboral en lo doméstico ha tenido un efecto rebote que permite a lo doméstico irrumpir en lo laboral, algo que introduce un mayor equilibrio entre ambas esferas de nuestra vida.

Además, las jornadas de ocho horas continuas son fruto de un contrato social heredado del siglo XIX, algo obsoleto que está perdiendo sentido. Cada vez hay más profesionales cuyo grado de compromiso con sus proyectos los lleva a trabajar de una forma más compleja, híbrida e intensa. Pienso que, para que el espacio de trabajo sea capaz de albergar esta nueva realidad social y laboral, debe contener elementos que tradicionalmente no han estado vinculados a las oficinas, sino que, por el contrario, han estado relacionados con el espacio considerado doméstico.

En la práctica, el diseño de entornos flexibles y abiertos de trabajo es más económico que el de oficinas tradicionales, puesto que hay un menor número de particiones y elementos separadores en el espacio.

¿Las áreas de trabajo tienden a ser multifuncionales, híbridas y versátiles?

La fusión entre lo laboral y lo doméstico se va a seguir desarrollando. Vemos edificios híbridos que combinan oficinas con espacios residenciales. Esto no es algo nuevo, ya que podemos encontrar ejemplos similares en los años sesenta y setenta del siglo pasado, destinados a permitir que los trabajadores no tengan que desplazarse en coche y puedan disfrutar de unas zonas colectivas. En esta línea, Google dispone de transporte público gratuito que permite a sus empleados ahorrar dinero y, principalmente, ganar tiempo para trabajar. Los nuevos edificios híbridos de oficinas y viviendas tendrán zonas colectivas destinadas a fomentar la relación entre los trabajadores a través de cocinas comunes, zonas de televisión, librerías o cocinas.

 

¿Está de moda el co-living en paralelo al co-working?

Se trata de espacios que se han desarrollado a centenares por el mundo en la última década. Empresas inmobiliarias norteamericanas como WeWork ya están construyendo edificios de nueva planta en régimen de co-living, aunque por el momento no ocupan los mismos inmuebles que sus conocidos espacios de co-working. Otras empresas, como Soho House o Nueuhaus, ya disponen en varios países de edificios mixtos que son al mismo tiempo club de socios, espacio de trabajo, hotel y restaurante con bar de copas. Se trata de una revisión de los anglosajones gentlemen’s clubs del siglo XVIII, entornos que garantizan a los usuarios la pertenencia a un club de privilegiados, cuya discriminación se hace no solo por dinero, sino también por perfil profesional.

 

¿Los nuevos espacios de trabajo agradan por igual a todas las generaciones?

Están conviviendo varias generaciones distintas en un mismo espacio laboral, lo que supone un reto para las empresas, que deben ser capaces de ofrecer un entorno diferenciado a cada una, pero dentro del mismo lugar. Es innegable que las nuevas propuestas van a ser más fácilmente asimilables por las generaciones más jóvenes, acostumbradas a trabajar de manera flexible y a entender el lugar de trabajo como un sitio en el que colaborar con otros profesionales, antes que como una manera de conseguir estatus. Así, en cinco años, muchos jefes serán ya nativos digitales y los espacios laborales, puntos de encuentro y co-working.

Las empresas más avanzadas están implantando maneras de trabajo flexibles, que huyen de los espacios cerrados y compartimentados en favor de áreas colaborativas.

¿El diseño de espacios colaborativos y multifuncionales es más caro que el de oficinas tradicionales?

En la práctica, el diseño de entornos flexibles y abiertos de trabajo es más económico que el de oficinas tradicionales, puesto que hay un menor número de particiones y elementos separadores en el espacio. En algunos casos, con los nuevos diseños, los costes operativos de una compañía se pueden reducir hasta un 50 % porque solo necesitará la mitad del espacio.

No obstante, no se trata solo de una cuestión de precio, sino también de estar dispuesto a trabajar de una manera diferente, buscando el dinamismo y la relación con el entorno. La tecnología permite realizar la mayoría de las actividades en casi cualquier lugar, ya que es posible trabajar, comprar, aprender o relacionarse a través de dispositivos móviles; por tanto, las oficinas deben adaptarse a esa nueva condición móvil de la vida contemporánea. Las sedes corporativas tienen que encontrar un nuevo rol y, a pesar de que los cambios han sido más habituales en las empresas tecnológicas, actualmente no hay un sector que pueda escaparse en mayor o menor grado de esta revolución.

 

¿Cuáles son las claves del nuevo concepto de oficina?

En mi opinión son varios los elementos que deben tenerse en cuenta para generar un entorno de trabajo colaborativo y funcional: por un lado, el espacio físico y las consideraciones arquitectónicas; y, por otro, la tecnología implementada, también en lo que respecta a la gestión energética y medioambiental. El último aspecto que hay que considerar es la estructura organizacional y las políticas de recursos humanos. Creo que es necesario un alineamiento entre estos ámbitos para lograr los objetivos deseados.

En cuanto a los materiales y los acabados, no me atrevería a hablar de tendencias, porque eso supondría reducir el diseño de un espacio de trabajo a una cuestión decorativa o superficial. Lo importante es hacer un análisis previo de las necesidades de las empresas que desean mejorar sus oficinas y, a partir de ahí, hablar de cuestiones relativas al diseño. Las empresas más avanzadas están implantando maneras de trabajo flexibles, que huyen de los espacios cerrados y compartimentados en favor de áreas colaborativas y más transversales. Hay perfiles distintos y por eso los espacios deberán ser variados y versátiles.

Los espacios de ‘co-working’ han aparecido en su mayoría en entornos industriales de gran tamaño y bajo coste por metro cuadrado, ya que tanto las ‘start-ups’ como los creativos reclaman ese tipo de áreas.

¿Es frecuente utilizar el diseño industrial en las nuevas oficinas?

En muchas ocasiones, el objetivo es reproducir el éxito de algunas empresas tecnológicas que han surgido en garajes o en edificios industriales, para después aplicarlo al mundo corporativo. Algo similar ocurre con los espacios de co-working, cuya energía y vitalidad se trata de imitar en las empresas consolidadas. La realidad es que los espacios de co-working han aparecido en su mayoría en entornos industriales de gran tamaño y bajo coste por metro cuadrado, ya que tanto las start-ups como los creativos reclaman ese tipo de áreas.

Yo creo que la traslación directa de esas circunstancias a los entornos corporativos es complicada, ya que puede resultar falsa o impostada. Nuestra misión es encontrar la manera de trabajo adecuada para cada empresa y proporcionar los medios y los servicios necesarios para lograr que eso se haga realidad. A pesar de que las soluciones para cada empresa son distintas, hay un objetivo común en todos los proyectos: se buscan espacios atractivos, funcionales y agradables, que atraigan y faciliten el talento.

 

¿Qué empresas considera que destacan en diseño de áreas de trabajo?

En mi opinión, el mejor estudio de diseño de espacios de trabajo es Studio O+A, de San Francisco. Lleva veinticinco años creando espacios innovadores para las empresas tecnológicas de Silicon Valley. En esta línea, multinacionales como Facebook, Microsoft, America Online o Uber han confiado en ellos para el diseño de sus sedes corporativas, que posteriormente se han convertido en referencia a escala global.

 

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