Una visión holística del bienestar

Uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por Naciones Unidas se centra en la buena salud y el bienestar, con especial relevancia en el bienestar de las personas en las organizaciones. Ante los problemas que padecen muchos profesionales, se hace necesario abordar este reto de una manera holística, conectando la parte emocional con la física para formar equipos más resilientes.

Una vision holistica del bienestar

La realidad empresarial actual tiene poco que ver con la de hace años en lo que a gestión de personas se refiere. Muchos tabúes han dejado de serlo, la relación con los trabajadores es más transparente y la honestidad ha crecido exponencialmente. Desde una visión más humana, los objetivos y competencias de los trabajadores se abordan tanto de forma individual como colectivamente en los equipos. Al mismo tiempo, el bienestar en los espacios de trabajo se ha convertido en un aspecto estratégico del que dependen factores tan cruciales como la productividad o el rendimiento de una organización.

En torno al bienestar se pueden distinguir varios aspectos fundamentales, empezando por la actitud y los recursos que destina una empresa a este fin. Los empleados están acostumbrados a dar lo mejor de sí mismos en la relación con los clientes, a hacerles la vida más fácil, a solucionarles sus problemas y a empatizar con ellos. Ahora, cada organización tiene el reto de aplicar este tipo de conducta a su propia plantilla y extenderlo más allá del ámbito laboral.

Problemas como el estrés, la ansiedad u otro tipo de patologías están presentes tanto en las mesas de trabajo como en los domicilios. En sectores como el de la abogacía, los estudios de la American Bar Association muestran que el consumo de sustancias nocivas, la adicción y los trastornos mentales, incluyendo la depresión y los pensamientos suicidas, a menudo no reconocidos, tienen tasas sorprendentemente altas. No obstante, no hay sector que se libre de problemas de esta índole en sus plantillas.

En términos financieros, los costes asociados a una mala gestión de la salud de los empleados se cifran en 2,2 billones de dólares anuales solo en Estados Unidos, según el Global Wellness Institute. Ha llegado el momento de invertir en la gestión de personas en un sentido mucho más amplio y saludable, ya que, de no hacerlo, las consecuencias pueden ser nefastas. Hablamos de economía, absentismo, suicidio, alcoholismo y otros tantos tabúes que se deben tratar de un modo transversal en las tomas de decisiones en torno a las personas.

En términos financieros, los costes asociados a una mala gestión de la salud de los empleados se cifran en 2,2 billones de dólares anuales solo en Estados Unidos, según el Global Wellness Institute.

Un ámbito de actuación de grandes proporciones

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas subrayan la importancia del bienestar y los espacios de trabajo saludables. De hecho, ambos constituyen una de las áreas en las que más pueden profundizar las empresas a nivel global. No obstante, el término salud está lleno de matices y uno de ellos se ubica en el terreno emocional. Un impacto emocional positivo para el trabajador afecta, entre otras cosas, a sus relaciones y al engagement con su organización.

La falta de atención en este aspecto puede dar lugar al denominado “síndrome del burnout”: trabajadores que viven en una situación de estrés crónico, con importantes repercusiones tanto en su desempeño laboral como en el terreno fisiológico (dolores de cabeza, falta de descanso, problemas intestinales…). Una encuesta de Kronos revela que casi la mitad de los responsables de recursos humanos dicen que el desgaste emocional es responsable de hasta la mitad de la rotación anual de su fuerza laboral. La conclusión al respecto es clara: las emociones están muy relacionadas con las enfermedades de las personas. La forma de conectar estos dos mundos no es otra que aplicar la inteligencia emocional, así como herramientas que refuercen el bienestar en todas sus dimensiones.

 

Construyendo sobre modelos contemporáneos de bienestar

Desde el ámbito de la psicología, el modelo PERMA, de Martin Seligman, advierte que las emociones positivas son esenciales para el bienestar. Junto con ellas, el modelo pone el acento sobre el engagement o compromiso, las relaciones, la búsqueda del propósito y los logros conseguidos. El siguiente paso para evaluar de manera holística el bienestar del capital humano sería el estudio del aspecto fisiológico. Los doctores Le Pertel y Van Dam hemos desarrollado un nuevo modelo de vitalidad que incorpora otras dimensiones, como el aprendizaje, la salud y aspectos psicológicos esenciales para un rendimiento y un bienestar sostenibles. El trabajo que se haga sobre esta otra faceta ayudará a crear equipos de personas resilientes.

Las investigaciones sobre la resiliencia demuestran que se trata no solo de superar los problemas, sino también de saber recuperarse de ellos. En cualquier profesión siempre hay obstáculos y la mejor manera de superarlos es saber reponerse para afrontar de la mejor manera la siguiente dificultad. Para engrasar este proceso e incorporar esta capacidad a la forma de ser, prácticas como el mindfulness son muy beneficiosas, ya que aumentan la capacidad de recuperación de pensamientos y emociones traumáticas.

Insistir en la parte emocional en el caso de los abogados tiene todo el sentido en cuanto a la importancia de la construcción de relaciones con los representados. En una investigación en un bufete neozelandés, se ha demostrado, además, que los juristas que experimentan desafíos positivos alcanzan niveles más altos de compromiso laboral.

En cualquier profesión siempre hay obstáculos y la mejor manera de superarlos es saber reponerse para afrontar de la mejor manera la siguiente dificultad.

Del pesimismo al optimismo

Mediante el trabajo mental y el entrenamiento, una persona pesimista se puede transformar en optimista, con todo lo que ello conlleva para una compañía. En ese proceso, lo negativo se ve como algo temporal y la resolución de problemas se asume con normalidad. La ansiedad queda rebajada en los espacios de trabajo y, fuera de ellos, la persona optimista se siente más enérgica para cultivar relaciones, hacer deporte, etc.

Con el optimismo como estado natural, las personas adquieren habilidades que son críticas para el mercado laboral actual y muy demandadas por cualquier departamento de recursos humanos. Se buscan perfiles que sepan adaptarse a cada momento y a entornos de cambios permanentes.

 

© IE Insights.

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