¿Qué actitud tendremos durante la crisis?

Rafael Pampillón, director de Análisis Económico en IE Business School


 

La bolsa y los mercados inmobiliarios están experimentando una fuerte corrección que tendrá diversas consecuencias. En primer lugar, el efecto de pobreza reducirá el consumo doméstico, especialmente el de los bienes duraderos. En segundo lugar, la pérdida de valor de los activos provocará que muchas empresas tengan dificultades para obtener financiación. En tercer lugar, y como consecuencia de los factores que se mencionaron anteriormente, los empresarios perderán la confianza en su capacidad para generar ganancias y, por ello, reducirán sus inversiones.

Esta contracción de la demanda de consumo e inversión, junto con el fuerte descenso de los precios del petróleo, supondrá una reducción considerable de la inflación y del crecimiento económico en todo el mundo durante los próximos meses.

¿El peor escenario posible?

¿Se trata de una situación de una sentencia de muerte? Antiguamente, en el Reino Unido, si un juez llevaba un pañuelo negro sobre la cabeza, significaba que el acusado iba a recibir una sentencia de muerte. Es estos momentos de preocupación e incertidumbre, puede resultar útil visualizar enfoques que destaquen las amenazas que conciernen a la economía mundial, pero también las fortalezas de las perspectivas económicas para el resto del año. Esta es la única forma de descubrir qué pañuelo llevará el juez.

A corto plazo, hasta que los contagios se reduzcan y se apruebe una vacuna, los consumidores y los empresarios se enfrentarán a mucha incertidumbre. La experiencia demuestra que cuando cunde el pánico, es necesario que pase un periodo de tiempo para que las personas cambien su comportamiento y sea posible invertir la tendencia.

Por lo tanto, se puede esperar el mismo grado de recuperación económica a medio plazo. Los catalizadores que marcarán el cambio de esta tendencia serán, en primer lugar, una disminución del número de infecciones durante las próximas semanas o meses; en segundo lugar, un descenso del precio de los activos hasta un nivel que indique que nos encontramos en una recesión económica; y, en tercer lugar, el momento en que prestemos menos atención a las noticias sobre el COVID-19, como suele ocurrir en todas las crisis naturales.

¿Qué pueden hacer las autoridades?

La solución a la crisis actual debe incluir políticas relativas a la oferta: suavizar las normativas laborales, fomentar el teletrabajo, impulsar la cuarta revolución industrial, la apertura del comercio internacional, etc. Al mismo tiempo, será necesario aplicar políticas monetarias expansivas y fiscales: aumentar el crédito, posponer los plazos para el pago de impuestos de las empresas afectadas por la crisis y aumentar la inversión pública en infraestructura y fuentes de energías renovables.

Es decir, si adoptamos las medidas de política económica adecuadas, es probable que a finales de año el juez no lleve puesto un pañuelo negro. Los episodios de incertidumbre desaparecerán, los mercados se recuperarán, la economía global crecerá y se reducirá el desempleo, y millones de personas saldrán de la situación de pobreza. Nunca digas que todo tiempo pasado fue mejor. El futuro será mejor.