Nuevas generaciones de líderes

Con Darren Walker, presidente de la Fundación Ford.

 

Cada año se incorporan a las organizaciones nuevas promociones de jóvenes brillantes, con talento y magnífica formación. Sin embargo, hay un factor diferencial para liderar en el entorno actual y es la conciencia sobre el cambio que necesita nuestra sociedad y el modelo de liderazgo que es necesario desarrollar en las organizaciones para avanzar en este objetivo. Darren Walker, presidente de la Fundación Ford, que participó en las ceremonias de graduación de IE University el pasado mes de julio, destacó en su intervención este activismo para afrontar las dos grandes crisis que afronta nuestro planeta: la desigualdad y el cambio climático.

Nuevas generaciones de lideres

Darren Walker tiene una gran confianza en la capacidad de los líderes para cambiar las cosas y desde ella afronta su actividad en la Fundación Ford, cuyo compromiso es la lucha contra la desigualdad. Así reza en la misión de la entidad, que apela a la dignidad inherente de todas las personas y denuncia la exclusión política, económica y social de buena parte de la población mundial. Y así lo transmitió a la nueva generación de líderes en las ceremonias de graduación 2019 de IE University, a los que apeló a desarrollar un liderazgo inclusivo y con una visión más amplia.

 

Dos crisis interconectadas

Para Walker, dos son las crisis interconectadas que afectan a nuestro planeta. Por una parte, la desigualdad económica, que continúa aumentando la brecha entre los más ricos y los pobres, junto con las de género, raza y orientación sexual y la discapacidad. La otra gran crisis la protagoniza el cambio climático, que afecta a todo el planeta, pero que golpea también de forma más dura a la población más vulnerable. Se trata de una crisis para la que, además, contamos únicamente con un plazo de doce años para poder revertir, tal como advierten las Naciones Unidas.

Esta urgencia hace evidente la necesidad de cambio en nuestra sociedad. Un cambio que para Walker debe promoverse desde todos los ámbitos, incluidos gobiernos, organizaciones sin ánimo de lucro, organizaciones filantrópicas y sociedad civil, pero, sobre todo, desde nuestro sistema económico, que presenta un capitalismo que prioriza el beneficio a corto plazo sacrificando la perspectiva a largo plazo y que Walker califica de irresponsable.

Las empresas y sus líderes pueden elegir continuar contribuyendo al problema… o comenzar a construir la solución.

La decisión del líder

Nos encontramos, por tanto, en un punto de inflexión en el que es necesario tomar una decisión. Las empresas y sus líderes pueden elegir continuar contribuyendo al problema… o comenzar a construir la solución. Esta segunda opción estaría más en línea con lo que pide la sociedad, cuyo 76 %, según el último Edelman Trust Barometer, opina que “los CEO deberían tomar la iniciativa para crear el cambio necesario”. Tomar la iniciativa…, con todo lo que ello implica.

Para ello, los tres aspectos centrales que Walker prescribe a los líderes del siglo XXI son los siguientes: construir valor a largo plazo, reconocer a todos los grupos de interés y medir el impacto social.

Sin embargo, ¿cómo miden hoy muchas organizaciones el desempeño y el éxito? Priorizar absolutamente el valor para los accionistas devalúa las inversiones en nuestro futuro, en el que hay que tener en cuenta a los trabajadores, la comunidad, la propia organización y nuestro planeta. Solamente entendiendo a quién afecta nuestra actividad y actuando en consecuencia se puede crear un verdadero valor para todos y duradero.

Walker reconoce igualmente que la confianza en las instituciones gubernamentales ha disminuido, al tiempo que insta a entender que, en una economía mundial y globalmente interconectada como la actual, las empresas no pueden trabajar construyendo muros en lugar de puentes. La actividad de las organizaciones a través de fronteras y continentes no puede desarrollarse ajena a los intereses y problemas de las personas que trabajan y viven en torno a ellas. Es necesario escucharlas y darles un papel en el proceso de toma de decisiones que afecta a sus vidas.

En una economía mundial y globalmente interconectada como la actual, las empresas no pueden trabajar construyendo muros en lugar de puentes.

“Nada sobre nosotros sin nosotros”

Su experiencia con una organización que trabaja centrada en la discapacidad le aportó una guía para seguir esta línea de actuación: “Nada sobre nosotros sin nosotros”.

La interpretación desde las empresas, como dice, es simple: no hay decisiones sobre los trabajadores sin consultar a esos trabajadores; no hay políticas que afecten a una comunidad local sin escuchar a esa comunidad local; no hay acciones en nuestro entorno sin considerar cómo afectan al planeta y a las personas que viven en él.

Incluso va más allá en la postura que se ha adoptar como empleado cuando aún no se ha alcanzado un puesto de liderazgo, que es la de solicitar e incluso exigir a la organización que implemente los tipos de cambios necesarios.

Un reto clave es la necesidad de adoptar y medir el valor y el éxito desde una perspectiva más amplia. Para ello Walker utiliza un interesante paralelismo entre esta medición en el ámbito educativo y en el empresarial.

Mientras que en el ámbito formativo las calificaciones académicas y los logros son importantes, hay otras medidas de éxito que son muy útiles en la carrera, pero también en la vida, que contribuyen a la excelencia general como persona. Esta evaluación de la etapa formativa se puede medir con algunas reflexiones. ¿Has crecido en tu comprensión del mundo? ¿Has vivido la experiencia de la ciudad, su arte, su cultura… y has beneficiado de alguna forma a su comunidad? ¿Has forjado relaciones y amistades con tus compañeros de clase? ¿Has llegado a comprender experiencias diferentes a las tuyas y has ampliado tu perspectiva?

Por su parte, en el ámbito empresarial, esta medición se centra en la aportación del negocio a los lugares y comunidades en las que desarrolla su actividad. ¿Cómo contribuye a su crecimiento y bienestar? ¿Tiene tu organización una influencia positiva para las personas y el planeta? No se trata, sin embargo, de una actitud filantrópica, sino que es el único enfoque válido para el siglo XXI, ya que solamente desde una perspectiva más amplia e inclusiva se puede aspirar a la sostenibilidad. Para ello, es necesario estar a la altura de los desafíos a los que se enfrenta la sociedad, a lo que puede contribuir una reflexión más desde este liderazgo activista: “Valora lo que puedes medir, pero también lo que realmente importa”.

 

© IE Insights.

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